Negriburgo está en la punta suroeste de Virginia y, por lo tanto, la población latinoamericana no es demasiado grande. Desde que llegué aquí hace tres años, tuve un poco de dificultad para encontrar una variedad de comida latina. Por supuesto que se encuentra el famoso restaurante “El Rodeo” pero aparte de esto no hay restaurantes que sirvan comida latinoamericana. Casi me di por vencido hasta que un día a través de alguien escuché de un restaurante brasileño.
Estaba tan interesado en que un día una amiga y yo fuimos a ver dónde se encontraba el restaurante. Al principio no nos dimos cuenta de donde estaba porque la puerta estaba un poco oculta entre otros dos lugares. Desde el momento en que entramos, sentí que estaba en un lugar completamente diferente a cualquier restaurante que había visitado en todo Negriburgo. Para empezar, los mismos dueños son los que te reciben en la puerta y te dan la opción de sentarte donde quieras. En mi opinión eso te hace sentir muy bienvenido.
Cuando me dijeron que todos los trabajadores eran nuevos yo pensé que el servicio no iba a ser muy bueno pero en realidad la mesera que nos atendió era muy simpática y amigable. Nos recomendó varias cosas y también nos dio una descripción muy detallada de varias comidas lo cual nos ayudó a decidir que ordenar fácilmente. Mi amiga pidió chuleta con arroz y salsa “red hot” mientras que yo pedí chuleta, jeijao y salada de batata con una salsa de chimichurri.
La chuleta era un corte “New York Steak” a la parrilla, cocida perfectamente, muy jugosa y con mucho sabor. El feijao era un estofado de frijoles con un poco de cebolla y salsichao, un salchichón a la parrilla, que tenía un sabor brasileño muy auténtico, mientras que la ensalada de batata era una ensalada de papitas con un poco de aceite de oliva y lo que parecía ser una mezcla de mayonesa y mostaza hecha en casa. Todo estuvo muy sabroso y los dos quedamos muy satisfechos con la comida. Pero esto no es todo lo que ofrecen. Para acompañar mi almuerzo, ordené una caipirinha. Un trago muy tradicional de Brasil. Hecho con jugo de limón, azúcar y cachaça (una alcohol hecho de caña de azúcar). Realmente puedo decir que recomendaría todo lo que probé a todos. Quedé tan satisfecho con la comida que pedí un salsichao con aipim frito (yuca frita), lo cual también estuvo delicioso.
Mi experiencia en general en este restaurante fue estupenda y pienso volver varias veces. Deseo poder probar todo lo que pueda del menú porque no dudo que el resto de la comida sea igual de rica a la que ya comí. Además lo mejor de todo es que los precios son muy razonables, muy similar a cualquier otro restaurante pero definitivamente se recibe comida mejor que en otros lugares. Desde la última vez que fui, escuché que oficialmente abrieron el restaurante con un menú completo y que también hay días que tocan música en vivo. Si la música es igual de buena que la comida, me imagino que cualquier persona tendrá una buena experiencia. Es por eso que considero, Gaucho Brazilian Grille, el tesoro secreto de Negriburgo.